... en qué bóvedas azules voy a guardarte de la alta oscuridad que me llama ...

domingo, 23 de mayo de 2010

En el umbral de lo imposible


Hubo un espacio en la magnitud de mis días
donde tú perdurabas, ceñida a las cosas,
oculta en el filo de la melancolía.


Nombrar tu silencio y convocarte ahora
es demorar la tarde en tu acacia perdida,
borrar en el tiempo la herida que nace
llenando de silencio los tibios cristales.


Y otra vez vuelves a mí
satinada en amaneceres,
deshojando la quietud de los días.


Y es que contarte, que ya no sabía
mirar el ocaso sin extrañar tu sombra.
Más te he amado ayer, cuando no debía.


Ayer que jugamos a olvidarnos un rato,
vaciar en los muros el dolor de los años.

Recordar que eras la mejor de mis angustias
y cuando sin decirlo, me querías.

3 comentarios:

  1. Un tema que visitas a menudo, la certeza de la incertidumbre, el ir derramando parafina líquida en los corredores recubiertos por el viejo mármol, con la cara iluminada por el ámbar que irradia una vela a punto de morir que nunca se muere. Algo muy tuyo amiga, algo muy tuyo. Un beso guapa.

    Chaup.

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  2. Este también, al igual que tus estrellas que llueven (sí, sabes que todos me gustan).

    Beso.

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  3. Creo que todo el poema se justifica por esta frase: "recordar que eresla mejor de mis angustias" cuando pasas por los lugares comunes de la tristeza a lo largo del poema siente uno el ánimo un poco caído, un poema bueno en intención pero algo falto del ímpetu de quien sufre, y de repente se abre esa frase, se abre como vena, y entonces se empapa uno de la intención. Me ha agradado,

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