Inútil fue contarte que prefería los muelles,
los días azules,
los acantilados con suficientes estrellas.
Los puentes con sombra necesaria para abismarse
una que otra soledad y tarde, en el amor.
Y fueron muchas.
Allí soñamos juntos, y te decía,
que el amor es olvidar que estamos solos.
La felicidad no es algo que pudieras darme,
pero fui feliz contigo.
Y ahora que se parte la luna
y comienzan a huír las estrellas,
yo te digo ya sin poesía
que consideres por ti, por mi,
esta oscuridad sin ventanas
que soy yo cuando faltas.